viernes, septiembre 14, 2007

¿Recuerdan a Robert Fischer?

Desde luego que se hiciera tan famoso con un libro tan simple fue, creo, una sorpresa para todos. Para él en primer lugar. Y pensar que el judío tuviera la reputación consagrada en el mundo del humor por escribirle diálogos al bigotudo de los Marx, y que años más tarde, tras superar un terrible cáncer escribiera la historia que le haría conocido mundialmente. Historia por cierto, que no puede encerrar más verdades en tan pocas páginas. Evidentemente recuerda mucho al elefantito de Cortazar. Y es que hay verdades universales, atemporales y trans-culturales.


Sin duda, de la idea de ese valiente caballero con su armadura oxidada, hay tanto que aprender que me inclino a decir que uno puede dejar correr su vida entera y no haber puesto en practica ni la mitad de lo que dice. Claro, quién duda de la comodidad de una armadura bien oxidada.


Pero hay algo que me impresionó bastante y que no está en ese libro. Lo saqué de otro mas autobiográfico y con menos olor a fábula. Un libro de cuentos cortos, de apenas unas páginas. En uno de esos cuentos, Robert habla acerca de la arrogancia, y explica los pasos que hubo de seguir en un intento de ser más humilde. Y el problema de la humildad es que en el momento de tratar de buscarla, automáticamente has perdido la oportunidad de ser realmente humilde.

Sin embargo, en un momento del cuento, el "prota" decide tomar algunas actitudes en la vida a fin de encontrar su tan ansiada humildad. La que más me gustó; decidir no hacer juicios de valor. Hizo la valoración de que al dia pasaba demasiado tiempo haciendo juicios de valor. Por absolutamente todo lo que pasaba a su alrededor. Y decidió ponerle fin. ¿Alguna vez alguien probó a estarse solo un día sin hacer ni un solo juicio de valor? Yo lo probé sin mucho éxito. Quien quiera puede intentarlo. Es gratis.

Otra de las actitudes que decidió tomar viendo la imposibilidad de no hacer juicios, y aquí es donde quería llegar, fue la de no dar consejos. El entendió el máxime de la arrogancia en dar consejos. Los argumentos no son nada entupidos. Y es que el hecho de pensar que sabrías llevar mejor la vida de otra persona es un síntoma como mínimo de prepotencia.

Y yo, culo inquieto que soy, al leer tal observación hizo plantearme quién es más arrogante, si el que da consejos o el que se niega a recibirlos. Aún no lo tengo claro. Pero como nunca escondí mi arrogancia ni me siento avergonzado por ello, puedo decir libremente que no acepto consejos, menos aún cuando son de un anónimo, de alguien que ni me conoce, y para colmo sin yo haberlo pedido. Así que a ti, persona anónima, guárdate tus consejos para quien te los pida, que yo, mal que te pese, estoy bien sin ellos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu me dijistes que tenias un blog, yo entre y lo lei.
Feliz día... no voy a escribir nada más. Suerte Compañero.

Anónimo dijo...

Antonio, eres un gran hombre, lo sé, porque te conozco bastante.

Deja de exponerte al escarnio de los demás, mira en tu interior y apóyate en la gente que te queremos.

Ponte bien, por favor. Te necesitamos

Anónimo dijo...

Robert Fischer ha muerto

metamorfina dijo...

Cierto. El pasado viernes 18 de Enero, murio el gran genio del ajedrez Robert, más conocido como Boby Fischer. Qué duda cabe que ha sido una gran perdida la del que fuera campeon del mundo de dicho deporte siendo el primer estadounidense en truncar la suerte sovietica.

Lamento terriblemente la desaparición. Pero este post no se refiría a él, sino a un escritor de mismo nombre, del cual desconozco si aun sigue con vida.

Anónimo dijo...

"El caballero de la armadura oxidada" es uno de los mejores libros que alguien le puede regalar a un buen amigo. No sabes cómo me alegro de habértelo regalado.
Cada día estoy más convencida que eres un ser humano excepcional y me hace muy feliz haber podido preservar nuestra amistad a pesar de todos y de todo.