martes, noviembre 22, 2005

Pide por esa boquita

Siempre es bonito recibir reclamos afectivos, en cualquiera de sus formas. Y en realidad poco importa el formato en el que venga empaquetado, porque es el hecho en sí mismo el que tiene importancia. –Ya no me besas como antes- Y uno cae en la cuenta de que es cierto, ya no la besas como antes. –Apenas salimos a pasear- E inmediatamente te remontas a la última vez que paseasteis juntos (sacar la basura o comprar el diario no sirven de atenuante) y reparas en que fue hace mucho. -Ya no te pones la camiseta que te regalé- Y por mas que sea horrible (la camiseta) te das cuanta que tiene razón. No te la pones, y ella te la regaló para eso y no para que ande de viaje continuo de cajón en cajón.

Y a mí, en uno de esos alardes de analogía, me ha dado por compararlo con un hecho que me parece interesante. Las reclamaciones en un establecimiento público. Y me refiero no a las quejas, las pataletas y rabietas que discurren sin más trascendencia que el bochorno y la vergüenza ajena, sino las reclamaciones en toda regla. Las reclamaciones que uno hace después de haber esperado más tiempo del que debiera en una cola o después de terminar de comer en un sitio en el que la carne no estaba como se pidió, o como por ejemplo, cuando uno va a cualquier tipo de tienda y no quiere ser partícipe del mal humor del dependiente. Cuando uno siente que realmente hay algo injusto e inapropiado y decide reclamar lo que le pertenece. Entonces uno reclama que se le atienda mejor, en lugar de quejarse de lo mal que fue atendido. Es evidente que si esto se hace es porque se quiere un cambio en quien le esta ofreciendo el servicio. Hay una voluntad de esperar que en un futuro ciertas cosas no sigan ocurriendo. Se hace porque se quiere volver a comer en ese restaurante o porque la ropa de ese sitio se ajusta a los gustos de uno, o incluso se hace porque es la panadería mas cercana a casa. Se hace no con la intención de dar la cachetada y desaparecer, sino mostrar disgusto y esperar la corrección.

Pues bien, un “reclamo” afectivo es lo mismo. Una reclamación y no una queja. Y a mi personalmente, me encanta saber que hay personas que quieren seguir disfrutando de mí y por eso me reclaman cosas. Claro que, si no es tu intención el seguir en mi compañía, agradecería que te ahorraras la bofetada y simplemente desaparecieras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La gente aparece en nuestra vida por una razón

La gente viene a nuestra vida por una razón, por una estación o por toda nuestra vida.
Cuando sabemos por cuál de ellas viene, sabemos qué podemos hacer por esa persona.

Cuando alguien viene a nuestra vida por una RAZÓN generalmente responden a una necesidad que nosotros previamente hemos expresado. Estas personas normalmente aparecen en nuestra vida para contribuir a superar una dificultad que tenemos, nos ofrecen su guia y soporte, nos ayudan físicamente, emocionalmente o espiritualmente. En ese momento nos parece que son un don del cielo, y realmente lo son. Están allí sencillamente, porqué les necesitamos. Y un dia, sin que nosotros hagamos nada malo ni que haya ningún motivo concreto, esa persona dirá o hará algo que hará que la relación termine. Algunas veces se mueren. Otras, simplemente se marchan de nuestras vidas y desaparecen. A veces con sus actos, nos obligan a adoptar determinadas posturas. Lo importante es que nos demos cuenta de que la necesidad que teníamos ha sido resuelta, nuestro deseo satisfecho y que su labor ya ha finalizado. La oración que hicimos ha recibido respuesta y ahora llega el momento de cambiar.

Otras personas, en cambio, vienen a nuestra vida por una ESTACIÓN o período de nuestra vida, porque necesitamos compartir, crecer o aprender algo. A veces nos aportan un período de paz y tranquilidad, otras nos hacen disfrutar y reír. Pueden enseñarnos cosas nuevas que nunca habíamos hecho antes. Nos llenan de alegría y felicidad. Y esa alegría y ese bienestar son reales. Pero solo durante una estación.

Las relaciones de una VIDA nos dan lecciones para la vida, cosas que debemos aprender para conseguir unos cimientos emocionales sólidos. Nuestro trabajo consiste en aceptar la lección, amar a esa persona y poner en práctica lo que aprendemos de ellas, en el resto de relaciones que tenemos o tendremos en las diferentes áreas de nuestra vida.

Se dice que el amor es ciego y la amistad clarividente
Tú has sido en mi vida una estación , una razón y una vida.Mi reclamo?? Qué seré yo en la tuya???